Desde el punto de vista arquitectónico la torre de la iglesia parroquial de Alcolea se enmarca dentro del estilo denominado "Purismo Renacentista", que se desarrolló durante el segundo tercio del siglo XVI y que se caracteriza por una gran sencillez ornamental, sobriedad y pureza de líneas.
En la iglesia se distinguen 3 partes diferenciadas:
La nave, que data de finales del siglo XVII, está rodeada de grandes contrafuertes en el exterior y carece de elementos decorativos.
La cabecera o ábside de planta poligonal y cuatro lados, que se halla cubierta por una gran bóveda en su interior.
La torre presenta elementos típicos que la identifican como renacentista: arcos de medio punto, pilastras de órdenes clásicos, medallones, formas de animales, pináculos, cornisas.
Está formada por cuatro cuerpos separados por cornisas de piedra y por bandas de ladrillo. Los dos primeros cuerpos son de planta cuadrada, pero dan paso a otros dos de planta octogonal; en el tercer cuerpo aparecen dos grandes vasijas sobre un pedestal que tienen como fin mantener la estética del monumento, el cuarto está formado por una arquería compuesta de seis arcos de medio punto, a la que sigue una cúpula de media naranja coronada por una linterna poligonal cubierta. La torre destaca por su belleza y altura fruto de la magnifica distribución y proporción de los elementos que la integran. Recientemente ha sido restaurada con fondos de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha.
Alcolea participa de las peculiaridades geomorfológicas y paisajísticas del Campo de Calatrava y de su singular relieve volcánico. Se trata de un conjunto de más de un centenar de volcanes, cuya génesis se sitúa entre uno y cuatro millones de años. La posterior actividad geológica ha hecho que su manifestación actual sea una serie de cráteres, lagunas y pitones de lava muy desgastados por la erosión, apenas reconocibles y desplegados a lo largo de toda la comarca. En el término municipal de Alcolea y sus alrededores aparecen las siguientes formaciones:
La necesidad de apacentar los rebaños en tierras del sur hizo que la trashumancia ganadera fuera organizándose poco a poco hasta lograr una ordenación coherente y compleja hacia finales del siglo XIII, hasta alcanzar las tierras de Extremadura y La Mancha. Para ello se utilizaron "cañadas" y otros caminos secundarios (ramales, cordeles, tranvías) que aún hoy persisten. Precisamente en el límite entre Picón y Alcolea confluyen dos importantes ramales de las antiguas cañadas ganaderas soriana y segoviana. A su paso por nuestro término municipal, bordean la Laguna de las Peñas del Bú, atraviesan el Quinto de Enmedio entre encinas, eucaliptos y bosques de coníferas, hasta llegar a la desecada Laguna de Alcolea, a través del camino de Valtravieso. Más abajo cruzan el Guadiana por el Puente de Las Ovejas, cuya construcción es en parte romana. En algunas zonas de este itinerario, las cañadas aún conservan sus 90 varas de anchura.
Se trata de un tramo de la Cañada Real Segoviana que ha sido rehabilitado por el Ayuntamiento de Alcolea como espacio natural para recreo y disfrute de los vecinos.
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